viernes, 30 de julio de 2010

El camino de la plata, o las ganas de volar..

"estaré disfrutando a sorbitos la luna llena.." Felices vacaciones! :D

miércoles, 28 de julio de 2010

La igualdad ante la ley, o esa tupida nube de humo que no deja ver con claridad...

Llevo unas semanas pensando en publicar algo sobre el Estatut y la decisión del Tribunal Constitucional. No me he atrevido, hasta ahora. Gente que sabe mucho más que yo ya lo ha hecho, curiosamente unos con más éxito que otros. Buceando en internet, como digo, he encontrado muchos artículos al respecto, pero quizá este resume y comparte, en general, mi opinión. Como persona interesada en el Derecho, empezó como una obligación y ha terminado convirtiéndose siempre en el primer paso ante una intervención, creo que es importante para enmarcar posiciones. Además mantiene mi confianza en el ser humano (como especie más o menos evolucionada, según el caso) el ver que hay personas que fundamentan su opinión en la ley (y, por qué no decirlo, que conocen el Art. 155 de la Constitución!!!). Empezaba ya a cansarme de tertulias y debates vacíos (de uno y otro bando), además de apropiaciones indebidas de identidades, "seres y sentires" y demás, sobre los cuales, desde mi punto de vista, no es sostenible una ilegalidad.
Teniendo esto en cuenta, y siendo plenamente consciente de lo que se ha conseguido (o no) con la sentencia del TC, y la posterior actitud del presidente del gobierno, con su "no te preocupes, que esto está hecho", os invito a leer el siguiente artículo de Ángel Fernández. No siempre estoy de acuerdo con sus planteamientos (lo que por otra parte es un ejercicio de salud, equilibrio y democracia), pero se trata este de un escrito magnífico:
A disfrutarlo!

lunes, 26 de julio de 2010

La juventud revolucionaria, o de medios y fines..

Conocí a Sebastièn hace diez años. Hijo de inmigrantes españoles, nació en La Courneuve, una pequeña villa cerca de Saint-Denis. Desde niño le gustaba la música. Tenía una extraña facilidad para la composición musical, aunque también contaba con una buena mano para el dibujo y la pintura. Su profesora de piano, mademoiselle Camille, siempre le decía que, con dedicación, podría convertirse en una gran figura. "La victoire appartient à plus de perseverant" era la frase con la que terminaba todas y cada una de las clases. Pero la tenacidad no era una de sus virtudes. Perdía el interés con mucha facilidad. Era una persona muy volátil, por lo que alternaba trabajos que no requerían cualificación a media jornada, con su faceta de trovador, aventurero y sinvergüenza.

Colaboraba eventualmente en un sindicato, la Confederación Francesa del Trabajo (CFDT), y llevaba con orgullo el poseer un desmedido sentido de la justicia. Su mejor amigo, Jean Luc, fue quien le introdujo en ese mundo, pues era precisamente esto último lo que tenían en común. Él compaginaba sus estudios de doctorado en Sociología en la Université Vincennes de Saint-Denis, con un trabajo a media jornada como contable en una tintorería. Sus padres, de origen belga, vivian en el sur del país, en una casa de campo cerca de Toulouse, de la que el se marchó apenas hubo cumplido los 18 años. Estuvo en Barcelona, en Hyères, en Génova, Milán, Basel, Aachen, Rotterdam y Rouen, para terminar en Saint-Denis catorce años después. Su madre solía decirle, al tiempo que movía el dedo índice en signo de reprobación: "Tu avais besoin de te trouver tant à toi même que tu as terminé dans le point de départ". Obviamente, ambas eran personas completamente opuestas lo que hacía que tuviesen una relación más bien distante.

Esa misma mañana de lunes, amanecía como cada día, con las noticias de la RFI y en ambos la cara de sorpresa por las últimas declaraciones del primer ministro, anunciando la creación del CPE. Durante las dos semanas siguientes, estuvieron participando en la organización de distintos actos de protesta, los cuales se sucedían uno tras otro, con el apoyo de multitud de entidades, mientras Sebastièn, en sus ratos libres, le ayudaba con el diseño de las pancartas para las manifestaciones. Se acercaba el gran día.

Y por fin, llegó. El 7 de Febrero, Sebastièn y Jean Luc marchaban detrás de sus pancartas, convencidos de que otra forma de hacer las cosas era (y es) posible. Alrededor de 400.000 personas se unieron a la concentración, personas que pensaban lo mismo, al menos sobre este asunto. Ambos estaban orgullosos, pues la concentración había sido tal como se había diseñado: contundencia en el discurso, cero disturbios. Era un buen comienzo.

Ante la negativa a retirar el CPE, continuaron las manifestaciones. Éstas, parcialmente desvirtuadas y sin contar con el objetivo claramente marcado, se volvieron violentas y fueron vías de escape para otras frustraciones. Así, el 24 de Marzo, Sebastièn y Jean Luc, iban con el mismo entusiasmo que la primera vez, y con el mismo objetivo. Según avanzaban por la Rue de Constantine, Jean Luc se sintió extraño. Demasiada gente y demasiado ruido. Tomó por el brazo a Sebastièn y le dijo: "Algo no va bien. Espera." Había muchos medios, nacionales e internacionales y todos ellos estaban frente al Museo de Historia Contemporánea. Cuando doblaron la esquina para embocar la Rue de Grenelle, Jean Luc se fijó en una fotógrafa. Rubia, alta y bien parecida. Pero no fue eso lo que le llamó la atención. Un grupo de personas se dirigieron hacia donde ella estaba, junto con otros compañeros. Del grupo salió de pronto un hombre corpulento, que le agarró la cámara que llevaba colgada al cuello, y la tiró al suelo. La masa gritaba de un modo ensordecedor y parecía haber enloquecido. Chavales con mascarillas anti-gas arrojaban cóckteles molotov a todo lo que encontraban a su paso. Encapuchados y ocultando el rostro, se enfrentaban a los antidisturbios armados con palos y restos de señales de tráfico. Sebastièn, al ver aquello se dirigió inmediatamente a ayudar a la periodista, pero Jean Luc se lo impidió. "Tenemos que irnos de aquí, como sigan así ya verás de qué forma va a responder la policía.".

Sebastièn se sentía culpable. El no haber podido ayudar a la periodista pesaba en su conciencia, pero aún más el ver como algunos compañeros perdían los papeles (y de qué forma). Cuando llegaron a casa, la televisión calificaba de "masa incontrolada y violenta" la protesta pacífica que habían ayudado a organizar durante las últimas semanas. "¿Qué ha pasado, Jean Luc? ¿A qué ha venido todo eso?". Jean Luc, cabizbajo, liaba un cigarro. No dijo nada. Al final de la jornada, los telediarios mostraron lo que había ocurrido: 60 personas heridas y 420 detenidas.

Pasaron tres semanas hasta el anuncio oficial del primer ministro sobre la retirada del CPE. Argumentó para ello "la amenaza a la seguridad" y lamentó que no se "hubiera entendido" su propuesta. Ese mismo día, Sebastièn y Jean Luc tomaban unas cervezas en un bar cercano a Vielle-du-Temple. Algo había cambiado, ambos estaban pensativos (más de lo habitual). Habían conseguido el objetivo, pero no del modo que hubieran pretendido. Y el hecho en sí, marcó sus vidas más de lo que ninguno de ellos hubiera imaginado.

Jean Luc ya no colabora con el sindicato. Ahora se dedica principalmente a temas de inmigración a través de asociaciones y movimientos ciudadanos en acciones de sensibilización contra la violencia. Sebastién abandonó el país. Ahora vive y trabaja en Menorca, cerca de Cala Pregonda, sriviendo "mojitos revolucionarios", pero siempre en son de paz.

viernes, 23 de julio de 2010

La vida se abre camino, o del crecimiento natural acompasado...

Son amigas desde hace años. Un día como otro cualquiera, quedaron para verse en una cafetería, a pesar de que ninguna de ellas toma café. Supongo que quedar en estos sitios es simplemente una excusa para una charla entretenida y unas cuantas horas de novedades, independientemente de lo que decidas tomar. Dos "poleos" más tarde, y casi sin poder aguantar más con el secreto, ella contó la gran noticia: "voy a ser mamá". Besos, abrazos y varios lagrimones después, comenzaron a imaginar sus vidas: cambios y más cambios. Etapas que terminan y otras nuevas, apasionantes, que empiezan.
Después de aquello las visitas se hicieron aún más habituales, por aquello de "comprobar" la evolución del crecimiento abdominal (jaja) que por el momento era lento, muy lento. Sería quizá la inquietud de ver los resultados lo que hacía que pareciera que todo fuera como siempre, pero sin serlo. Los efectos secundarios, en todo su amplio abanico, exceptuando los antojos (siempre he pensado que se trata de una invención). Quizá el más habitual, la somnolencia. Pero todo superable y superado.
De esto hace ya veintiseis semanas (porque desde entonces el tiempo ya no se mide en meses). Quedaron de nuevo en la misma cafetería. Esta vez tomaron zumo natural. Hacía algo más de 8 semanas que no se veían, pero nada había cambiado. Nada, salvo el abdomen de la futura mamá. Y allí estaba ella, con su mirada de siempre, pero más calmada. Sin maquillaje, transparente. Siempre he oído que "las embarazadas" tienen un algo distinto y, la verdad, nunca me había parado a pensar en ello, quizá porque nunca lo he percibido. Pero ella tenía una luz especial; transmitía una paz que impregnaba cada espacio y su magnetismo atraía todas las miradas.
Después de varios vasos de agua fría (sin hielo) y algún que otro "cierre la puerta, por favor", se sentía algo mareada. Recostada en el sillón, puso los pies en alto, mientras su amiga, algo asustada, improvisó un abanico de papel que era más una buena intención que un instrumento efectivo. Pasados unos minutos, su semblante mejoró recobrando el colorete en las mejillas. De repente, dió una gran carcajada y acercó su mano a la de su amiga, colocándola con suavidad sobre la tripa. Y allí estaba. Al principio leves burbujas y después un suave coscorrón, seguido de otros más escuetos. Ambas se miraron y sonrieron. Las futuras mamás se acostumbran a esas cosas, pero para su amiga era distinto. Su cara reflejaba la ilusión y el entusiasmo de todas las primeras veces. Nunca antes había tenido oportunidad de percibir esa sensación y le sudaban las manos a causa de los nervios. Temblorosa y emocionada, miraba a su amiga con admiración, suponiéndola parte necesaria para obrar el milagro. También con agradecimiento, por compartir con ella momentos tan únicos. Tras eso, ella le preguntó: "¿Tienes miedo?" Y la respuesta provocó que se cogieran de la mano y apretaran fuerte.
Aún no tiene nombre, aunque parece que sus papás están más cerca de ponerse de acuerdo, sin embargo, ya forma parte de nuestras vidas.

viernes, 16 de julio de 2010

El día del exámen final, o el no traer hechos los deberes...

"Abordamos este debate sobre el estado de la Nación española en un momento muy delicado para España porque a la crisis económica, social y financiera -cuya profundidad es producto de la incapacidad de su Gobierno para enfrentarse a los problemas en tiempo y forma-, se superpone una profunda crisis política que constituye un peligroso hecho diferencial respecto de los países de nuestro entorno. Usted, Presidente, es el responsable de que durante los dos primeros años de esta legislatura no hayamos emprendido ninguna de las reformas estructurales que nuestro país necesita, desde la reforma del sistema financiero, hasta la reforma del mercado de trabajo pasando por la educación y la formación de nuestros jóvenes y de nuestros profesionales. Durante más de dos años, mientras miles de españoles perdían cada día su empleo usted seguía despilfarrando los escasos recursos en medidas populistas y regresivas. Pero lo peor de su gestión es que usted es responsable de la crisis política que sufre España. Usted ha tirado por la borda todo el esfuerzo de vertebración y consenso que supuso la Transición. Y lo ha hecho premeditadamente; porque usted decidió protagonizar una segunda transición pactando un nuevo modelo territorial del Estado con los partidos políticos que no creen en el Estado español ya que defienden que cada CCAA es una nación y por tanto un Estado. Desde aquella promesa que hizo a Maragall en el 2003, hasta su reunión con Artur Mas para salvar un proyecto de Estatut moribundo, pasando por el impulso a los llamados estatutos de segunda generación, todo su comportamiento político ha estado presidido por la irresponsabilidad y el afan de ruptura. Y lo más grave es que usted adoptó esa estrategia para negar a sus mayores (adanismo se llama eso) y para garantizarse las mayorías que le permitan gobernar sin tener ni un solo pacto de estado. Y, acercándonos a la actualidad, hay que ver el espectáculo que ustedes están protagonizando estos últimos días: el representante ordinario del Gobierno de España (que es del mismo partido que el del Gobierno de la Nación) convoca una manifestación contra el fallo del T. Constitucional, varios de sus Ministros muestran su comprensión olvidando que su principal obligación es hacer que se cumplan las leyes y afear la conducta a quien estimule el incumplimiento y el desacato y usted mismo promete a Montilla una relectura comprensiva. Y no me diga algo tan obvio como que la gente tiene derecho a manifestarse, porque no estamo hablando de eso. Hablamos de lo que ustedes están haciendo porque es tan grave que no tiene precedente en ningún país democrático del mundo. ¿Se imagina usted a Obama avalando al Gobernador de un Estado que llama al desacato de las sentencia del Supremo de los EEUU? ¿Se imagina usted a la canciller Merkel mostrando su complicidad con los convocantes de una manifestación por la independencia de uno de los landers de Alemania? Pues eso es lo que usted y su partido están haciendo en España. ¿Animaría usted a las empresas españolas a invertir en un país cuyo gobierno promueve el desacato a las leyes constitucionales? ¿Es usted consciente de la inseguridad jurídica que su actitud provoca? Ciertamente, es usted el Presidente que menos ha hecho por el crédito de España… Aunque usted lo desprecie, la unidad de la nación española es el instrumento imprescindible para garantizar la igualdad de todos los españoles ante la ley. No le estoy hablando de sentimientos sino de instrumentos políticos para garantizar los derechos fundamentales que proclama nuestra Constitución del 78. Porque una buena parte de los males que aquejan a nuestro país son consecuencia de un proceso de fragmentación del Estadoque ha dejado en manos de las CCAA la mayor parte del gasto público y unas competencias esenciales, lo que ha dado lugar a un gasto creciente e insostenible que pone en riesgo el mantenimiento de los servicios públicos fundamentales. La descentralización de más del 55% del gasto público sin ningún tipo de control sobre su eficiencia y su eficacia ha sido un generador de desigualdad que empeora la crisis económica y perjudica gravemente a los ciudadanos y al conjunto de la sociedad, particularmente a los que más necesitan de la protección del Estado. No hay solución a la crisis económica y de modelo productivo si no se reorganiza el marco competencial de las diferentes Administraciones Públicas y se aborda la reforma del modelo de Estado. Lo que está en quiebra en España es la política. Usted ha puesto tanto empeño en dividirnos, en destacar lo que nos diferencia a los vascos de los catalanes y a estos de los madrileños, y a estos de los andaluces…, que si su estrategia tuviera éxito liquidaría la comunidad política española. Usted ha puesto tanto énfasis en las particularidades que ha anulado del discurso político lo que nos une, la idea de España, la ciudadanía, la igualdad. Sólo quiero recordarle que cuando Ibarretxe pretendió algo semejante a lo que su Gobierno propugna para Cataluña (“Somos una nación, nosotros decidimos”) en esta misma Cámara se le dijo que una parte del pueblo español no puede decidir sobre la unidad territorial y política de la nación constitucional de la que forman parte, que es la única nación democrática. Ahora son ustedes mismos, los socialistas, los que encabezan la manifestación para romper el orden constitucional, pues eso es lo que usted le ha prometido a Montilla: analizar juntos el fallo del TC “por si hubiera que tomar alguna iniciativa para reforzar lo que es el esfuerzo de desarrollo del Estatut que hemos hecho”. O sea: burlar la sentencia. Como decía un leonés que sabía de democracia y Derecho, Gumersindo de Azcárate: “La ley debe ser ciegamente respetada y libremente discutida”. Usted, Presidente, debiera saber que sin ley constitucional no hay democracia. Usted, Sr. Presidente, ha liderado el fracaso de toda una forma de concebir la política; usted ha destruido lo que supuso el espíritu de la Transición, como si un país pudiera construirse en mitades contra mitades, en bloques identitarios, liquidando la ciudadanía y volviendo a la tribu. Y todo esto, ¿por qué y para qué? ¿Ha conseguido su política mayores cuotas de igualdad, justicia, educación, cohesión, competitividad… para los ciudadanos o para el país? No, todo lo contrario. Por eso insisto en que es la hora de emprender las reformas necesarias para construir la España del siglo XXI; una España en la que se imponga la defensa del interés general; en la que se ponga fin a las ineficiencias y a las duplicidades; en la que el Gobierno del Estado recupere la fuerza suficiente para garantizar los servicios esenciales y la igualdad de todos los españoles. Mario Onaindía publicó el 31 de enero de 2001 un artículo que tituló provocativamente “La Constitución es sagrada”. Sostenía Mario que había que interpretar el término sagrado en su sentido antiguo y laico, el mismo que aplicaba aquel gobernante romano que defendía que las leyes reguladoras de lo fundamental para la convivencia entre seres humanos debieran estar protegidas por una suerte de pacto de inviolabilidad. Desde esa perspectiva hay pocos valores democráticos que puedan considerarse sagrados. Pero alguno de ellos, como el derecho a la vida, a la libertad, a la justicia, a la igualdad ante la ley, lo son. Ya está bien de complejos. Es la hora de recuperar la ambición de país, de proclamar el patriotismo constitucional y de reivindicar la idea de la España democrática que tiene su origen en la Constitución del 78. Y sepa usted, Presidente, que aunque aún no hayan salido a la calle hay millones de españoles sin complejos que no van a permitir que usted ningunee sus derechos. Millones de españoles que sabemos que sin ley constitucional no hay democracia".
DISCURSO PARA EL DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA NACIÓN. 15/07/2010.

miércoles, 7 de julio de 2010

De las nubes, la inopia, o el valle de Babia...

Observar la evolución de los nimbos, estratos y cúmulos es una ocupación como otra cualquiera. Hay a quién le gusta leer (afición que también comparto), coser, tocar algún instrumento, pintar al óleo, acuarela o "a dedo".. A mí me gustan las nubes. Obviando la manida pregunta de a qué huelen estas acumulaciones de gotitas de agua (esto va para los chistosos) creo que adivinar el soplo de los vientos, la altura de los cirros o detectar los trazos de aviones, son una manera como cualquier otra de pasar el tiempo, ese del que uno dispone sin tener nada mejor que hacer (o que no hacer). Y es que imaginar de donde vienen o adonde van es, sin duda, trascendental. Supongo que también, por la época vacacional en la que estamos, puedo permitírmelo más de lo habitual. Y me encanta.

Se nota ya el primero de mes, por el calor, sobre todo, los avisos de la DGT, los atascos para ir a la playa, la falta de noticias (que significa siempre buenas noticias, no seais malpensados) y la tranquilidad de quienes afrontan este mes trabajando: no hay atascos, ni en la cola del super, ni en la ronda de circunvalación, ni siquiera en los ascensores. En general reina el buen humor, a pesar de todo. Y cualquiera habla de crisis, porque para estas cosas no hay crisis que valga: las ofertas de última hora se multiplican, ahora los niños son "gratis" y cualquier papá/mamá de familia debe permitirse, al menos, una escapadita de una semana, además de no renunciar a la tele por cable. Curiosa, sin duda, la percepción de la necesidad humana. En esta época, sigo con lo mío, siempre me vienen a la cabeza películas postapocalípticas, de esas en las que la raza humana es destruida (por virus, extraterrestres, por nosotros mismos, o todo lo anterior, incluyendo algún zombi, que nunca están de más) y en las que uno se puede permitir darse un paseo por la Palmera sin cruzarse con nadie. Y es que la ciudad está desierta, y parece que algunos somos los únicos supervivientes de la guerra nuclear (sin destrozo material y sin bajada de precios).

Con esta ausencia de estímulo me parece comprensible dedicar, al menos, unos minutos al dia a pensar en las apabardas (palabro verídico, no es coña), a estar en la inopia o visitar el valle de Babia, aunque sea sólo en espíritu, que para lo físico ya habrá tiempo (ánimo que ya queda poco). Las musarañas están frecuentemente en mis pensamientos y deambulan en fila de a uno para burlarse de mi falta de concentración. Pero ya se lo tengo dicho, quien ríe el último, ríe mejor.

Y por las noches ya no hay nubes, pero tienen mejores sustitutas. Lo tengo claro: necesito vacaciones :)

Una curiosidad:

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viernes, 2 de julio de 2010

Flandes y "el camino español", o las reflexiones de Valsaín...

Observando la actualidad, parece increíble que hace tiempo, mucho tiempo, España era un gran país. Territorialmente amplio, que no estable, demandaba atenciones continuas para repeler rebeliones. Carlos V se veía obligado a reforzar su alianza con Inglaterra, y que mejor manera para ello que un matrimonio. Felipe II contaba entonces con veintisiete añitos y estas eran ya sus segundas nupcias. La elegida, Maria Tudor, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón. En septiembre de 1555, Felipe se desplaza a Flandes, dejando a su esposa en Londres, cuna de intrigas políticas, de manifestaciones antiespañolas, y numerosas acciones violentas provenientes del problema religioso y la irritación de los anglicanos. Flandes dejaba entonces de pertenecer a los Habsburgo, para pasar al dominio castellano.
Tras la suspensión de pagos decretada por el monarca, y la renuncia a devolver los créditos a banqueros de Alemania y prestamistas de Castilla, la reorganización de los ingresos era cuestión de estado. Las protestas se sucedieron ante estas prácticas, pero se calmaron rápidamente a causa de los juros, respaldados por los ingresos reales, fundamentalmente plata de las Indias. A pesar de todo, consiguió reunir fondos para organizar el ejército en Flandes y preparar la defensa de Italia. Aquí entra en escena el Duque de Alba, al tiempo que los franceses eran derrotados en San Quintín.
Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, grande de España y Caballero del Toisón de Oro, el III Duque de Alba, era hombre de confianza del Rey. Considerado uno de los mejores generales de la época, su estancia en Flandes dejó honda huella, por su determinación frente a las revueltas.
El rey debía mantener la paz y la alianza hispano - francesa era la mejor alternativa: Isabel de Valois, hija de Enrique II. La ceremonia tuvo lugar en la catedral de Notre Damme, siendo el Duque de Alba el representante del rey.
Ya en 1549, Carlos V instituyó los Estados Generales, elemento integrador que pretendían los Habsburgo. Y en 1559, cuando Felipe volvió a España tuvo a bien dejar a personas de su más estrecha confianza al frente del gobierno. Su hermana, el Obispo de Arrás... pero su gran error fue no contar para ello con nobles como Egmont, Horn ni Orange (el taciturno). Esto provocó la obstaculización continua de la política en aquella zona. La intransigencia religiosa, decían los foráneos, era perjudicial para la actividad comercial, la cual, hasta el momento, no se había visto influenciada por cuestiones divinas.
La situación económica complicaba aún más la situación, pues Inglaterra comenzó a restringir las exportaciones de telas, entre otras cosas. Felipe, se mantenía en sus trece, y no parecía estar dispuesto a permitir más revueltas, pero se sentía confuso. Necesitaba consejo y mandó llamar al Duque. Éste le "inspiró" con una nueva organización política para los Países Bajos, las llamadas "cartas del bosque", fraguadas en Valsaín en 1565. Tras esto, las intrigas en la corte se sucedían; unos decían que tan sólo el viaje del propio rey calmaría los ánimos, mientras otros le recomendaban cautela. El Duque era partidario de la primera opción, pero Felipe no tenía muchas ganas de viajes, por lo que encomendó la misión a su consejero. Esta decisión condicionaría la monarquía durante todo el siglo siguiente.
El envío del ejército se trataba de la idea aglutinadora del imperio, y de que para la cohesión de los territorios, que en el caso de Flandes, se encontraban cada vez más desligados entre sí, era fundamental la unidad. Sin embargo, en Flandes este hecho se interpretó como una invasión. Partió desde Madrid hacia Cartagena, donde embarcó rumbo a Génova. El 3 de Agosto de 1567 cruzó la frontera de los Países Bajos. Le acompañaban diez mil españoles que, reorganizados en Italia y junto a un regimiento de infantería alemana, tomarían una nueva ruta, la que desde entonces y hasta el siglo XVII sería conocida como el "camino español". Desde Lombardía, cruzaron el Piamonte y Saboya, bordearon el condado de Ginebra hasta Luxemburgo, y Thionville.
El temor en la Europa protestante era clamoroso, y esta acción política no hizo más que convertir en imposible la búsqueda de un acuerdo. Su autoridad era militar, y su objetivo acallar revueltas, pero requeria de apoyo administrativo, lo que supuso la desautorización de Margarita, cual terminó abandonando Bruselas. Esta sería la primera vez que la máxima autoridad política no estaba representada por la Casa Real.
Ya en 1568, Orange era la única oposición que quedaba frente a la política del Duque. Y era este el mejor momento para que el Rey se desplazara y se reconciliara con sus súbditos, pero no fue así. El Rey tenía problemas familiares, que incluían un heredero enfermizo y con aires de grandeza, que terminó sus días en un torreón en el castillo de Arévalo, y el fallecimiento de su amada esposa, Isabel. Este hecho hizo que el Rey se recluyera en El Escorial. En menos de un año había perdido a su tercera mujer y no tenía heredero. A ello se unió la revuelta de los moriscos en Granada, por lo que el Duque se convenció de que debía esperar.
La subida de impuestos, sin consultar los Estados Generales, del 10%, levantó ampollas entre los comerciantes. "El décimo no es voluntad del Rey, sino del Duque". Ante esta situación, unido a la conspiración de Orange, el Duque, abandonado por su Rey, se dirigió al norte para castigar la quema de iglesias, de sacerdotes y de imágenes en Brill. Primero cayó Malinas, luego Zutthen y finalmente, Amberes. El saqueo fue histórico y la llamada "furia española" acabó entonces con más de 8.000 personas. El odio antiespañol creció por todos los rincones de Flandes, del mismo modo que la leyenda negra. Cuentan que, aún el día de hoy, en aquellas tierras, cuando los niños no quieren dormir, sus madres advierten la llegada del Duque.

jueves, 1 de julio de 2010

De como la música amansa las fieras, o las desata...

Para ir abriendo boca el fin de semana... y refrescar un poco las ideas, por qué no, que con este calor no se puede pensar...