miércoles, 23 de marzo de 2011

La conciencia ciudadana, o la falta de participación de los protagonistas...

De un tiempo a esta parte, se oye mucho la siguiente frase: "Esto es una vergüenza, pero ¿qué podemos hacer nosotros?". Siempre he pensado que lo que hace fuerte a una sociedad son las voces de sus integrantes, los acuerdos o las protestas siempre han conllevado DIÁLOGO. Éste se estimula con la propia política, que a su vez se alimenta de esas nuevas ideas, formando estructuras nuevas. Los Estados tienen una estructura que, por innamovible que parezca, se va transformando y adaptándose a esos requerimientos. Porque no le queda otro remedio.
Había un señor muy famoso, será por eso por lo que no recuerdo su nombre, que decía "la burocracia se expande para satisfacer las necesidades de una burocracia en expansión". Y se quedó tan agusto. Y es que partiendo de la idea de CONTRATO SOCIAL, que obliga al individuo a delegar determinadas materias en el Estado, nunca debe olvidarse que éste último existe gracias al primero y a la legitimidad que otorga el ciudadano a esa delegación de funciones: es por esto que, por ejemplo, no podemos matar a quien nos roba, sino que facultamos al sistema de justicia para que ejerza el monopolio de control sobre la violencia y nos subordinamos a las leyes.
Pues bien, parece que el desequilibrio avanza entre las capacidades del Estado y del sistema, y la opinión de sus ciudadanos sobre estas actuaciones. Y aquí caben dos posibilidades: la resignación o el despertar de las conciencias.
La instrumentalización de los mecanismos del Estado se realiza a través de la política y la legitimación de la idea de que "el poder emana del pueblo" aunque tenga representantes. Pues bien, olvidar esta cuestión creo que es la raíz de muchos de los problemas que nos acontecen.
¿Qué ocurre cuando los dirigentes del Estado olvidan (o apartan de su mente) esa idea de representación? Desde mi punto de vista, se pierde la legitimidad de representación, y como decía, el ciudadano tiene dos opciones.
La primera, la resignación. La más común, para mi desgracia, es aquella en la que el ciudadano, a causa de las maniobras de manipulación de la clase política, HA OLVIDADO que es él mismo el que manda, el que ha de marcar los tiempos y que debe hacerse oir. En este caso es habitual escuchar comentarios del tipo: "total, si son ellos los que mandan, qué le vamos a hacer". La segunda, el despertar. Es menos común, pero está ganando posiciones. Es algo que ocurre cuando el ciudadano es consciente de su situación en el mundo. Viene a ser la concepción de conciencia colectiva, de la que hablaba Durkheim, y la comprensión de que las cosas pueden cambiarse si somos capaces de organizarnos.
Hay quien me tacha de "activista", de "rojilla", de "revolucionaria", y no me considero ninguna de las tres cosas. Simplemente trato de potenciar un derecho que algunos piensan que ya nos han quitado. Y es el derecho a mejorar.
Nadie dijo que fuera fácil, porque los derechos no se otorgan, se conquistan.

De la energía nuclear, o la dependencia energética...

Hubo un tiempo en el que solía pensar que el coste energético era muy elevado, que quizá si cambiábamos nuestro modelo podíamos abaratar el coste que soportamos los consumidores y si además esto podía hacerse respetando el medio ambiente, pues era la mejor de las opciones posibles.

http://www.europapress.es/economia/energia-00341/noticia-economia-energia-deficit-tarifa-situa-550-millones-febrero-40-menos-previsto-20110503173406.html

Hubo un tiempo en el que solía pensar que si las centrales nucleares se construían con todas las garantías, y además reducían la factura a final de mes, podían ser una buena política a nivel de inversiones.

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Seguridad/centrales/nucleares/elpepiopi/20110326elpepiopi_10/Tes

Hubo un tiempo en el que solía pensar que si las grandes empresas que controlan la energía eran buenas, si se apoyaban según que ideas podían hacernos el favor de darnos luz por un precio módico, una energía limpia, segura y controlada. Y por supuesto ellas respetarían los derechos laborales y medioambientales.

http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/economia/las-empresas-energeticas-se-convierten-retiro-dorado-los-politicos-%E2%80%98jubilad

Pero, después de lo ocurrido en Fukushima y muchas muchas horas de debate con amigos, compañeros y demás familia, he cambiado de opinión. Y no soy "chaquetera", digamos que he reflexionado y rectificar es de sabios.

Y es que se me olvidaba que la energía es cara, porque sufragamos una parte de las subvenciones en nuestras facturas de la luz, de las cuales se benefician no sé muy bien qué personas, que suelen tener contactos políticos para orientar de una u otra forma la política energética. Lo del déficit tarifario es otra historia, pero y el abaratamiento de las facturas? No sé muy bien en qué estaría pensando yo cuando me daba por imaginar que si los costes de producción disminuyen las grandes empresas energéticas iban a bajar sus beneficios, es decir a vender su producto más barato. Aunque a mí me cueste 3 pesetas lo que antes me costaba 5, no significa que te lo vaya a vender más barato, sino exclusivamente que voy a ganar más. Los estudios que se presentan por unas partes y por otras estan tergiversadas y no se adecúan a la realidad, sino al producto que vende cada uno. Porque no es más que eso. Y es que también se me olvidaba que a pesar de construir con garantías hay situaciones que no se pueden prevenir. La naturaleza tiene una fuerza extraordinaria y puede causar graves desastres, podemos asumir los riesgos? Tampoco sé muy bien en qué pensaba cuando creía que todos los factores estaban bajo control, cuando se está dispuesto a correr un riesgo tan elevado realmente no sé si compensa.

Y ya la gota que colma el vaso es el ver el siguiente reportaje, y como occidente sigue explotando y quienes son los que realmente mandan: ni políticos, ni Estados, tan sólo grandes empresas.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-noche-tematica/contrabando-uranio-avance/1051152/
Hasta tal punto he cambiado de opinión que incluso llego a plantearme que en contra de la liberalización del mercado, si la energía es un recurso estratégico, como el agua, por qué no debería estar en manos del Estado? Seguiré reflexionando... Os dejo un enlace de un relato que me ha hecho pensar.

http://www.arenglonseguido.net/2011/03/28/%C2%BFnucleares-no-gracias/

Hay muchas cosas que no tengo claras, pero que el mundo en que quiero vivir se parece muy poco a este, eso es una realidad.

¿Guerra sí o guerra no? De la hipocresía de occidente, o la maldición de oriente...

Trato de no ser drástica en un asunto que atañe al bienestar de miles de personas, pero hay cosas en las que creo (y siempre he sido muy razonable) en las que no puede haber medias tintas. Lo de la escala de grises, y no blanco o negro, para algunas cosas (muchísimas) es aplicable, pero en este caso lo veo difícil. Hace poco un señor hacía unas declaraciones en televisión: "Me siento perplejo. Quienes se decían mis amigos ahora dicen que son enemigos míos". Este comentario evidencia como la posición de algunos es más indefinida, frágil y cambiante quel el baile de las hojas mecidas por el viento. Según como convenga, me paso de una orilla a otra del río, no vaya a ser que coja barro en las botas.
El señor que hacía estas declaraciones, de nombre, dejémoslo, impronunciable, al menos correctamente. Y este señor, que no era antes la representación legítima de la justicia y la democracia, y que conste que esto no era obstáculo para la venta de armas y recibimientos como jefe de estado, reconocido y reconocible, ahora resulta que es el mal, con gafas de sol Ray Ban.

Hace poco leí un libro que se llama "Europa y la gente sin historia", en el que se muestra como los que no son europeos están influenciados por los mecanismos y las dinámicas (mercantiles y las que no lo son) de países que no son capaces ni de situar en el mapa. Como todo lo que te rodea te atrapa y te transforma, a veces sin que te des cuenta, y como ello modela tu vida en función de lo que se considera "lo adecuado". Todo lo que esté fuera, está fuera, no existe. O se excluye para que no exista.

Los posicionamientos de la Unión Europea y de USA, han sido curiosos al respecto. Pero ahora sí están todos de acuerdo, hay que derrocar al dictador de las gafas de sol, no vaya a ser que perdamos el control de los pozos, de petróleo. Entendiendo que cada pueblo ha de elegir a sus dirigentes y desde una perspectiva democrática, me sorprende la volatilidad de aquellos que apoyaron al dictador en su momento, porque convenía, ahora que la gente se rebela, se unen a la rebelión demonizando al opresor, que estoy segura nunca fue un osito de peluche. A ese que recibían en sus palacios, vendían armas y regalaban gafas de sol tipo aviador.
Interesante la posición de los que nos gobiernan, cada vez más claro está que lo hacen tan solo en beneficio propio (el dinero es lo primero), y con muy poquita coherencia.
Como decía Groucho: "estos son mis principios, si no les gustan, no hay problema, tengo otros".

miércoles, 16 de marzo de 2011

sábado, 5 de marzo de 2011

De cómo las cosas están programadas para estropearse, o del no reciclaje...

Hacía ya tiempo que pensaba en cambiar mi cama. Algo destartalada con el paso de los años, necesitaba ya el descanso eterno. Es por eso que pensé en cambiarla, aunque siempre que puedo intento aprovechar lo aprovechable, por lo que me decidí a desmontarla para ver qué parte estaba aún sana y si el paciente merecía una segunda oportunidad. Y dicho y hecho. Destornillador eléctrico en mano, la pobre estaba desarmada en menos que canta un gallo, y allí destripada, me dispuse a analizar cada uno de sus componentes para decidir cual pasaba a mejor vida. Apenas diez minutos después, lo único que merecía la pena conservar era el somier "bodyflex", de lamas de madera en un excelente uso. Lo demás, lo donaría a una asociación de extoxicómanos que se dedican a la restauración de muebles. Y pensé que no era necesario hacerme con una cama nueva, sino que adquiriendo unas "simples" patas de plástico resistente podría quedar como nueva. Pero no todo es tan fácil como una puede pensar en un principio. Ahí empieza esta historia.
Me dirigí a unos grandes almacenes, de esos en los que puedes adquirir cualquier cosa, pensando que unas patas para un somier serían sencillas de encontrar. Primer error. Puntualización: en los grandes almacenes, no siempre se encuentra lo que una busca.
Un tanto desengañada, volví a una "gran superficie" plagada de familias que hacen un uso un tanto peculiar de su tiempo libre, madres con niños en los carritos metálicos de los supermercados tratando de conseguir que el día tenga 26 horas, padres despistados que se hacían los locos "perdiéndose" en la zona de audiovisuales, con 25 pantallas de televisión sintonizadas en el mismo canal y, de fondo, una musiquilla odiosa que incita más a la epilepsia que al consumismo puro y duro. Aseguro que fue un gran esfuerzo por mi parte esperar en el mostrador de información a que una señora cambiara un par de sartenes que decía que "no le iban bien". Cuando por fin me tocó el turno, tenía el número 92, le pregunté lo más amablemente que pude a la señorita del mostrador a ver si contaban entre sus artículos con unas simples patas adaptables para un somier universal. Me indicó, un tanto sorprendida, que lo desconocía, invitándome a pasar dentro de la "gran superficie", en la zona de "hogar" para comprobarlo por mi misma. Segundo error. Un tanto contrariada, hice de tripas corazón, y cuando llegué a la zona de "hogar" (artificial hasta decir basta) busqué y rebusqué, pero allí no encontré nada parecido. Volví a preguntarle a una señorita y me indicó muy cortésmente, que no disponían de patas para somieres, pero que con gusto me mostraría el surtido de canapés, estructuras de cama, colchones y somieres articulados de última generación. Puse cara de susto y salí corriendo.
Pasaron un par de día hasta que me recuperé completamente de ese trance, y como persona decidida que soy, volví a insitir, esta vez en una ferretería de barrio. Tercer error. El hombre, panzudo y medio calvo, me contó que lo que me proponía era absurdo. Que esas patas no se venden por ahí, que no es nada fácil encontrarlas, y añadió "si no te importa perder el tiempo buscando" mientras cambiaba de lado el palillo que llevaba en la boca. Contrariada de nuevo, a la puerta del establecimiento, encendí un cigarrillo y mientras paseaba sin rumbo, levanté la vista y lo ví claro. Una tienda especializada, Flex Confort. Allí no podrían decirme que no. Y efectivamente, cuando le comenté a la señorita lo que estaba buscando me dijo: "pues has tenido suerte, creo que me quedan algunas en el almacén". Sonreí, salté, hice la señal de victoria (ella no me veía, estaba en el almacén) y cuando vino y las trajo pensé: "ahá, he ganado". Todo eso hasta que paso el código de barras por esa maquinita del demonio y me espetó: "el precio son 40€ el pack de cuatro, como lo ves?". Tuve que sentarme. Y entonces me desahogué, le conté todo lo que había pasado y mi incredulidad ante la situación, que yo quiero a mi planeta y que lo único que intentaba era reutilizar, reaprovechar y evitar los residuos, y así entre sollozos me sacó un kleenex y me dijo: "no estás sola". La miré extrañada y mientras me sonaba los mocos me contó lo siguiente:
"Mira niña, no eres la única que ha pasado por esto. Son muchos los infelices que piensan que pueden reutilizar los somieres, pero se equivocan, no es tan fácil. Porque todo está preparado para que cuando quieras cambiar tu cama, te sea más sencillo cambiarlo todo (canapé, colchón y estructura), que pensar en reutilizar. Es más, aquí vendemos unos 20 conjuntos al mes, y eso en un mes normal, y en el último año, las que tú me has pedido van a ser las primeras patas que vendo, apenas se fabrican porque se orienta al consumidor para que se decante por el pack completo. Este es el mundo en el que vivimos."
Le doy las gracias a esta señorita por abrirme, un poquito más, los ojos. Y si los queréis abrir vosotros, aquí os dejo un aperitivo...
http://www.rtve.es/noticias/20110104/productos-consumo-duran-cada-vez-menos/392498.shtml http://www.decrecimiento.info/